La monumental obra de bronce de Vēhiatua i te Māta'i es una figura emblemática y cultural de los hōrue. El cacicazgo de Matahīhae, antiguo nombre de Teahūpo'o, adscrito al Va'a Hīvā de los Teva-I-Tai, es la cuna legendaria y mítica del surf.
Originado al pie de los montes Roniu, Maire-nui y Te-ava, el río Fauoro (también conocido como Ti'i-rahi) serpentea 14 km por el valle antes de desembocar en el PK 0. El caudal de este río ha formado el famoso paso de Hava'e, situado entre Matahīhae Point (al oeste) y Fare-mahora Point (al este). El paso de Hava'e se abre al océano y recibe el oleaje del sur. Es una meca tradicional del surf, ahora de renombre internacional.
Para los antiguos polinesios, las olas del océano eran entidades vivas que respondían a la ira de los dioses. Ciertas olas tenían nombre y a veces eran personificadas en mitos, consideradas auténticos monstruos a los que había que vencer. La ola mítica de Teahūpo’o se llama Pererure, en referencia a la ira de Pere, la diosa de los volcanes venerada antaño en la península de Taiarapu.
En la antigüedad, una joven de alto rango (tapairu) llamada Vēhiatua era una auténtica campeona del hōrue. “Soy Vēhiatua i te Māta’i, la hija de los vientos, la que cabalga las olas de Ta’aroa”, gritaba mientras surfeaba las olas. Se erguía espléndida sobre la superficie del océano, vista como la “piel” del dios Ta’aroa, amo de las profundidades oceánicas. El jefe de Matahīhae, Te-iha-moe-roa, celoso de su éxito, decidió apropiarse de su nombre y su fama, y luego echarla de su territorio.
Así, los linajes de jefes (ari’i) de la península de Taiarapu adoptaron el título de Vēhiatua i te Māta’i.
Para los antiguos polinesios, las olas del océano eran entidades vivas que respondían a la ira de los dioses. Ciertas olas tenían nombre y a veces eran personificadas en mitos, consideradas auténticos monstruos a los que había que vencer. La ola mítica de Teahūpo’o se llama Pererure, en referencia a la ira de Pere, la diosa de los volcanes venerada antaño en la península de Taiarapu.
En la antigüedad, una joven de alto rango (tapairu) llamada Vēhiatua era una auténtica campeona del hōrue. “Soy Vēhiatua i te Māta’i, la hija de los vientos, la que cabalga las olas de Ta’aroa”, gritaba mientras surfeaba las olas. Se erguía espléndida sobre la superficie del océano, vista como la “piel” del dios Ta’aroa, amo de las profundidades oceánicas. El jefe de Matahīhae, Te-iha-moe-roa, celoso de su éxito, decidió apropiarse de su nombre y su fama, y luego echarla de su territorio.
Así, los linajes de jefes (ari’i) de la península de Taiarapu adoptaron el título de Vēhiatua i te Māta’i.
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